martes, 15 de julio de 2008

Los intelectuales me dan risa II

¿Cómo justificar que Jaime Sánchez Susarrey, articulista de Reforma, utilice para criticar a los que no concuerdan con sus opiniones adjetivos como "estalinista", "totalitario" y "obtuso"? ¿Como soportar que un "distinguidísimo" articulista muestre intolerancia hacia quienes piensan diferente?

En su artículo del 5 de julio, Sánchez Susarrey respondió de modo visceral y con una visión muy cerrada sobre la libertad de expresión a un texto del especialista Raúl Trejo donde critica la acción de amparo del Grupo de los 15. Trejo Delarbre quiso responder en otro artículo a Sánchez Susarrey con base en su derecho de réplica, pero Reforma decidió no publicarlo. Ahora, la respuesta censurada ha dado la vuelta en internet y difundida en diversos blogs, sitios web de revistas y hasta en Primer plano de canal 11.

Sánchez Susarrey forma parte del grupo de 15 intelectuales que interpuso un amparo ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación contra las reformas a la ley electoral que prohíbe a particulares contratar propaganda en medios de comunicación electrónicos con el fin de apoyar al candidato de algún partido político. Su principal argumento es que se viola la libertad de expresión de los ciudadanos.

¡Vaya paradojas!

Más allá de los debates sobre la reforma electoral, queremos destacar la actitud de esos que se dicen intelectuales y que se jactan de ser los gurús de la sociedad, los líderes de la opinión pública, quienes tienen la batuta al criticar los asuntos públicos y creen que pueden hacer y decir lo que quieran porque son miembros de la élite pensante. En México hay muchos de esos y gustan de creerse "la divina garza".

Lo peor es que muchos lectores también lo creen y son sus fieles seguidores.

Lo más feo es que esos intelectuales creen tener siempre la razón.

¿Esa es nuestra llamada clase intelectual? Hay que acabar con ese tipo de analistas que no sirven para nada. Hay que exterminar ese mote de intelectual y llegar al punto en que cada persona sea dueño de sus propias ideas y dialogar, compartir, conversar y debatir en un ámbito sin prejuicios ni falsos ídolos. Esto pretende ser una contribución a ello.

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