sábado, 19 de junio de 2010

Váis

Monsi ¿por qué te váis? 

Te fuiste pero no te llevaste la zalamería.

No se por qué no puedo sentirme de luto o entristecer; nunca pude afirmar que debía vivir por el bien de México, acaso (y eso sería suficiente) debía hacerlo por su propio bien y el de sus familiares y amigos.

Si alguien se lamenta sinceramente y quiere rendirle homenaje, mejor que vaya a sus libros; si puede, que lo goce, lo comente y lo critique. La crítica -y no la adulación ramplona- le haría mucho bien a su obra y a México.

Me enerva el culto a las personalidad, la adoración de las figuras públicas. Nada de luto nacional. Cualquier persona, con todo respeto, es prescindible, los que en verdad importan son los que vienen en camino, no los que ya dieron lo que tenían que dar.

morel

viernes, 4 de junio de 2010

BUROCRACIA HECHA EN CU (II/II)

 
Los trabajadores sindicalizados son parte fundamental de la UNAM, organizan y participan en significativos actos políticos y culturales, pero el mal servicio que brindan a los universitarios –díganme a quién no le ha tocado– me ha puesto en contra de ellos.

He sabido que las secretarias de la Facultad de Química son especialistas en hacer sufrir a los alumnos (según me cuentan, disfrutan al ver los rostros agobiados): te hacen caras cada que vas a hacer algún trámite, se enojan fácilmente si les preguntas algo, te tratan como tonto si no entiendes sus explicaciones y para ellas casi siempre es imposible resolver tus problemas académicos.

Por mi parte, he tenido que dar vueltas y vueltas –no importa decir el nombre de la facultad o de la oficina, el problema es generalizado–, porque el encargado del departamento en el cual debo hacer el trámite no vino, o se fue a comer, o nadie sabe dónde anda, o ni va a llegar porque es día de pago y ese día los sindicalizados pueden faltar porque tienen que ir a cobrar su cheque al banco, y ya saben las filas que se hacen, las distracciones con que se pueden topar, los contratiempos… No han aceptado cobrar su quincena por medio de un depósito bancario, no, ¡cómo va a ser!, la tecnología esclaviza al pueblo, es mejor mandarla a volar. Su ausencia durante la jornada está justificada: prefieren sacrificar su trabajo y su tiempo, aunque pasen horas formados frente a la cajera para recibir su efectivo. Y a uno no le queda de otra: mejor venga el lunes, pero no tan temprano, ¿que no abren a las nueve?, sí, pero el licenciado llega y se va a desayunar, así que seguro lo encuentra después de las doce…

Cuando inicié los trámites para titularme, pasé momentos de verdadera angustia: algunas secretarias, además de lentas, me daban información errónea, una se equivocó en poner el título de la tesis, otra en mi nombre; di unas cuantas vueltas porque me faltaba un sello o una firma que me pudieron haber pedido con anticipación; el día que fui a entregar los papeles completos organizaron una junta los del STUNAM, sin previo aviso cerraron las oficinas y tuve que regresar en otra ocasión que gozaran de mejor humor.

Para terminar, mencionemos las marchas, esas que los del STUNAM no se pierden, a las que son tan afines y no pueden faltar porque es en favor de una causa social digna, su ausencia masiva se redime en un acto solidario por el bienestar del pueblo. Sin embargo, creo que los universitarios son quienes sufren las consecuencias, pero no quiero que se piense que siempre son las pobres víctimas, sólo deseo expresar que, sin que uno se lo espere, puede llegar cualquier día a Ciudad Universitaria y encontrarse con que no hay “pumas” para el transporte interno porque los conductores fueron a una manifestación; entonces uno tendrá que caminar o si tiene prisa o va muy lejos, tomar un taxi y sacrificar (por el bien del pueblo) su comida, que al fin y al cabo un día sin tragar no es nada.

Puede pasar también que llegues a recoger tu título –por fin, tras meses de espera– y justo ese día que pediste autorización en el trabajo, se les ocurre no abrir las oficinas (tu jefe te advirtió que era el último permiso) porque hubo aplicación de exámenes, y aunque dudas que para ello ocupen los escritorios y las ventanillas en donde despachan a los egresados, no puedes hacer nada: sientes impotencia y coraje. Entonces te preguntas si estas personas no tienen sensibilidad, si no piensan en los demás, si creen que uno tiene todo el tiempo del mundo o está a su disposición para cuando ellos quieran o qué chingados. Te resignas, tienes ganas de derribar la puerta, saltar la reja o golpear al vigilante, pasar por tu título e irte de allí, pero te aguantas, será para la otra, tuviste mala suerte esta vez…

Y regresas otro día, te dan el título sin ningún problema. Muchas felicidades, la secretaria nada más no te da un abrazo porque el vidrio se interpone, ¡felicidades!, y te vas contento, aunque al siguiente día sabes que descontarán más de 500 pesos de tu miserable quincena por haberte ausentado sin permiso. Eso te pasa por faltar (recuerdas que no perteneces al STUNAM). En fin, te dices: todo sea por el bien del pueblo.

morel

martes, 1 de junio de 2010

BUROCRACIA HECHA EN CU (I/II)


Si algo habría que cambiar para conmemorar dignamente los 100 años de la inauguración de la Universidad Nacional, se debe empezar por su perezosa, ineficaz y tortuosa burocracia compuesta por personas que en su mayoría ignoran que su trabajo es un servicio público, y como tal, deberían atender de la manera más amable, rápida y efectiva que sea posible, los trámites, preguntas e incertidumbres de los estudiantes, aunque en ocasiones éstos provoquen la desesperación.

Dejemos por un momento de ensalzar las hazañas de la Universidad y su aporte histórico al desarrollo de México, apartémonos un instante de los concursos y los grandes actos que se planean este año para celebrar un siglo de su nacimiento. Hablemos, mejor, de cómo los burócratas de la que se precia de ser la mejor institución de educación superior en Iberoamérica, le complican la existencia a los universitarios.

Empecemos por el Sindicato de Trabajadores de la UNAM (STUNAM), que en los últimos años ha exhibido su falta de democracia al bloquear la alternancia de su dirigencia. El secretario general, Agustín Rodríguez Fuentes, lleva casi veinte años a la cabeza del gremio y desde 1994 modificó el estatuto del sindicato para poder reelegirse hasta que se le dé la gana, vitaliciamente. La oposición al interior del sindicato lo acusa de seguir el camino de un líder “charro” como Fidel Velázquez, dirigente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) hasta su muerte en 1997.

Hablamos del STUNAM porque es una de las razones principales del entorpecimiento de la vida académica (docencia e investigación) y administrativa en la Universidad. Los privilegios de sus agremiados relativos a la permisividad para faltar a su trabajo, es la causa de que cada 10 de mayo no se ofrezca ningún servicio y sea imposible hacer algún trámite (no todo el personal administrativo está compuesto de madres, pero es difícil encontrar a alguien que atienda ese día), y de que, como guadalupanos que son –en una institución cuyo rector, José Narro Robles, insiste en afirmar que es laica–, se suspendan las actividades todos los 12 de diciembre.

Son la causa también de que Biblioteca y Hemeroteca nacionales no puedan visitarse los sábados ni domingos y de que permanezcan cerradas durante las vacaciones escolares, aunque no sean instituciones académicas, sino las que resguardan el acervo bibliográfico y hemerográfico más importante de México. El investigador o estudiante que únicamente puede ir los fines de semana o en el verano porque es cuando tiene tiempo, encontrará cerradas sus puertas. Los trabajadores afiliados al sindicato que laboran allí son tan esmerados que el último viernes antes de salir de vacaciones ya no laboran, cualquiera puede entrar al recinto pero no hay quien le atienda. Esto se debe –según me contó una investigadora que trabaja en la Hemeroteca– a que hace algunos años, cada fin del ciclo escolar, los empleados organizaban pequeños convivios dentro de las instalaciones, por lo que durante la gestión de José Moreno de Alba se optó por darles ese día libre y evitar riesgos para el material ahí conservado.

Continuará...

morel