martes, 1 de junio de 2010

BUROCRACIA HECHA EN CU (I/II)


Si algo habría que cambiar para conmemorar dignamente los 100 años de la inauguración de la Universidad Nacional, se debe empezar por su perezosa, ineficaz y tortuosa burocracia compuesta por personas que en su mayoría ignoran que su trabajo es un servicio público, y como tal, deberían atender de la manera más amable, rápida y efectiva que sea posible, los trámites, preguntas e incertidumbres de los estudiantes, aunque en ocasiones éstos provoquen la desesperación.

Dejemos por un momento de ensalzar las hazañas de la Universidad y su aporte histórico al desarrollo de México, apartémonos un instante de los concursos y los grandes actos que se planean este año para celebrar un siglo de su nacimiento. Hablemos, mejor, de cómo los burócratas de la que se precia de ser la mejor institución de educación superior en Iberoamérica, le complican la existencia a los universitarios.

Empecemos por el Sindicato de Trabajadores de la UNAM (STUNAM), que en los últimos años ha exhibido su falta de democracia al bloquear la alternancia de su dirigencia. El secretario general, Agustín Rodríguez Fuentes, lleva casi veinte años a la cabeza del gremio y desde 1994 modificó el estatuto del sindicato para poder reelegirse hasta que se le dé la gana, vitaliciamente. La oposición al interior del sindicato lo acusa de seguir el camino de un líder “charro” como Fidel Velázquez, dirigente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) hasta su muerte en 1997.

Hablamos del STUNAM porque es una de las razones principales del entorpecimiento de la vida académica (docencia e investigación) y administrativa en la Universidad. Los privilegios de sus agremiados relativos a la permisividad para faltar a su trabajo, es la causa de que cada 10 de mayo no se ofrezca ningún servicio y sea imposible hacer algún trámite (no todo el personal administrativo está compuesto de madres, pero es difícil encontrar a alguien que atienda ese día), y de que, como guadalupanos que son –en una institución cuyo rector, José Narro Robles, insiste en afirmar que es laica–, se suspendan las actividades todos los 12 de diciembre.

Son la causa también de que Biblioteca y Hemeroteca nacionales no puedan visitarse los sábados ni domingos y de que permanezcan cerradas durante las vacaciones escolares, aunque no sean instituciones académicas, sino las que resguardan el acervo bibliográfico y hemerográfico más importante de México. El investigador o estudiante que únicamente puede ir los fines de semana o en el verano porque es cuando tiene tiempo, encontrará cerradas sus puertas. Los trabajadores afiliados al sindicato que laboran allí son tan esmerados que el último viernes antes de salir de vacaciones ya no laboran, cualquiera puede entrar al recinto pero no hay quien le atienda. Esto se debe –según me contó una investigadora que trabaja en la Hemeroteca– a que hace algunos años, cada fin del ciclo escolar, los empleados organizaban pequeños convivios dentro de las instalaciones, por lo que durante la gestión de José Moreno de Alba se optó por darles ese día libre y evitar riesgos para el material ahí conservado.

Continuará...

morel

3 comentarios:

  1. A mi hermano le negaron el servicio en la biblioteca nacional hace unos días porque ¡¡¡no había agua!!! Es muy triste esta relación simbiótica que no podemos cortar, titalmente de acuerdo con lo que expones.

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  2. Uyyy,muchos recuerdos de esos vienen a mi mente, completamente de acuerdo...y justo ahora todo CU está atascado de propaganda sindical, lamentable...¿propuestas? ¿cambios?, no , sólo vota por tal planilla...

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  3. Un relato más de la ineficaz burocracia universitaria (lo cual comprueba que no es un hecho aislado) en palabras de Gonzalo Martré, miembro fundador de "El club de los satíricos":

    Morel, todo lo descrito en este mensaje es verdad y, creo que se queda corto. Confesó una vez Luis González de Alba que una de las vergüenzas mayores de su vida, uno de sus grandes arrepentimientos es haber sido fundador (con otros) del STUNAM., sindicato del neocharrismo. Por mi parte, confieso lo mismo y con verdadera pena. Pero la burocracia universitaria no sienta sus reales nada más en los trabajadores administrativos, ¡no,que va!, los académicos tampoco cantan mal las rancheras. Hace unos cuatro años tuve que consultar el navegador "Nautilus" de la Biblioteca Nacional, me interesaba conocer mediante este instrumento informático lo relativo a la literatura satírica que tuviera el acervo de la Biblional. Hallé la sección satírica llena de errores. Alguien, que ni idea tiene de lo que es la sátira, colocó en ese anaquel informático autores y libros que no corresponden, además, no puso los que sí corresponden. Fui con la coordinadora de la Biblional de cuyo njombre no quiero acordarme y le plantee dichas fallas, le propuse además, enmendarlas por mi cuenta y riesgo gratuitamente, entregarles el paquete corregido únicamente para que un tecleador de PC lo enderezara. La señora jamás quiso recibirme. Fui con el director general que entonces era Vicente Quirarte y le relaté mi fracaso con su subordinada. Parece ser que Quirarte no pudo con ella y así terminó su periodo. Luego entró de coordinador un sedicente doctor de nombre Jaime Ríos, a quien le propuse el mismo trabajo gratuito, me recibió, me oyó, me prometió y no cumplió. Su respuesta fue plantarme cada vez que me daba cita para la entrega del trabajo. Algo tienen los cargos directivos de la UNAM que metamorfosean ratones de biblioteca en soberbios reyezuelos kafkianos que se creen la divina envuelta en huevo. Vaya esta contribución a la crítica de la burocracia universitaria con el propósito de redondearla. Gonzalo Martré.

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