miércoles, 18 de agosto de 2010
El derecho del consumidor I
No hay mejor bebida para acompañar una torta carrereada rellena de grasa y embutidos, unos tacos al pastor con salsa verde, cilantrera y bien picante, un caldo de gallina vieja y pellejuda, unas gordas chicharroneras (ejem) con harta lechuga, unas quesadillas con más cebolla que pollo, unos sopes con sus frijolitos y un bistec seboso encima, unas memelas talla gigante de tortilla azul y con queso tipo plástico… En fin, no sigo porque esto no es un recetario; lo que quería decir es que no hay mejor bebida refrescante para maridar estos apetecibles alimentos que un Boing!
Sí, un Boing! –no un refresco, no una Coca ni un jugo Del Valle– es mi favorito a la hora de las comidas callejeras, y advierto que no trabajo para la empresa. Apuesto a que mucha gente coincide conmigo. Lamentablemente, en los últimos meses he tenido problemas para ejercer mi derecho como consumidor, ya que no se me ofrece la posibilidad de elegir entre un líquido y otro, entre una marca y otra, lo cual me provoca un verdadero enfado.
Resulta que, en los puestos donde regularmente como, le han quitado la opción de tomar Boing! a sus clientes. Pero ellos no cargan con la culpa, sino la principal empresa embotelladora y refresquera de México: Coca-Cola, que en su afán de abarcar más mercado de lo que tiene permitido, acaba con la competencia de manera desleal.
Después de que en noviembre de 2007 The Coca-Cola Company concretó la compra de Jugos del Valle (segundo productor de jugos en México, después de Jumex y antes que Boing!) por 370 millones de dólares, uno de sus principales objetivos respecto a la distribución fue conquistar los puntos de venta del comercio informal, es decir, los locales sobre calles y banquetas.
Según me contaron los propietarios de los puestos, los distribuidores de Coca-Cola condicionan la venta de sus refrescos a la compra de jugos Del Valle, que además de ser una imitación de los Boing! que por décadas se han vendido en este tipo de establecimientos, son insípidos y los residuos del colorante amarillo –cuando son de mango– se pegan a la superficie del envase de vidrio, lo cual los hace ver más artificiales de lo que son.
Los de la Coca-Cola también los amenazan con quitarles los refrigeradores donde los conservan si ven que ahí tienen Boing! en lugar de Del Valle. A los dueños no les queda más que dejar de vender los productos de la cooperativa Pascual, mientras que yo tengo que aguantarme la sed y pasarme la comida con la saliva.
[Continuará...]
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Eso es una falta de respeto, de hecho yo noto que de un tiempo para aca sólo tienen coca y cualquier otro refresco, pero qué poca que esos de coca sean los culpables, justo recordaba esas épocas en la primaria y secu donde sólo vendían boing, y ahora sé de muchas que ya no, no sé si sea en todas.
ResponderEliminarPor cierto el inicio sólo antoja, jeje. Saludos