sábado, 2 de mayo de 2009
Contra la influenza
En estos días de guardar, he pensado si ese virus del que todos hablan no se estará burlando de nosotros y en especial de las autoridades que ni siquiera saben dónde anda ni cómo es exactamente, ha de estar diciendo cómo los traigo a estos mensos, andan bien espantados, mugres miedosos, y él, ese virus que es la causa de todos nuestros males, se carcajea y anda tan campante alojándose en cada organismo vivo que se deja. Por eso, hoy, digo ¡basta!, estoy harto de que nos esté tomando el pelo ese hijo de su tal por cual, qué se está creyendo, más le vale irse por el camino recto, aunque le duela.
¡Ya basta!, repito, ¿por qué no te metes con alguien de tu tamaño? A poco sí muy chicles, porque, digo, no se vale que después de millones de años ese virus y todos los de su clan hayan descubierto que la mejor forma de atacar al ser humano no es con armas gigantescas, con enormes máquinas ni robots inteligentes, no, eso es cosa del pasado, lo de ahora es atacar a nivel infinitesimal, y ese es, como se diría en el lugarazo común, nuestro talón de Aquiles.
Pero, insisto, esto se acabó, porque los más lúcidos científicos del mundo, si no han hallado la cura, encontraron una forma de menguar el sufrimiento de las personas que padecen por el miedo de que ese inche virus ande rondando en nuestra casa y en nuestro aire tan contaminado que respiramos cada día. Por eso traemos una fórmula para apaciguar la congoja y la impotencia que causa no poder hacer nada contra algo que no se ve. A partir de esta fecha, se comenzarán a vender peras de box con la imagen del susodicho para que quien le quiera dar su garrotazos, sus buenos madrazos, que se los dé sin remordimientos por todo lo que le ha hecho a este pinche mundo y por quitarnos nuestra libertad de andar besuqueando y manoseando a quien nosotros queramos (algo que a los políticos conservadores los trae fascinados, y más en Guanajuato). Estas peras serán de un material no tan resistente para que quien la compre pueda deshacer a la imitación del virus hasta que no quede nada. Y para los que en realidad estén encorajinados, que ya estén que se los lleve la chingada por el inche virus, pues tenemos el costal para que el usuario le pueda dar sus arrastradas, le haga la quebradora y la hurracarrana si quiere, la plancha y haga lo que quiera con él. Todo por el bien de la humanidad. Si ya está desesperado por el miedo, no lo piense más y adquiera la novedad del momento. Según las últimas investigaciones la cara del virus podrías ser más o menos así:
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