sábado, 2 de mayo de 2009
Cubreboca
Ese día quise hacer algo diferente, me dije hoy voy a cambiar, y pensé y me dí cuenta de que no me había puesto un cubreboca como toda la gente y que eso me hacía sentir excluido y me deprimía. Así que agarré una mañana y me levanté con el pie izquierdo (porque soy zurdo) y me decidí a ponerme un tapaboca para ver qué se sentía, para ver si es cierto que era otra onda, que era lo de hoy y que toda la bola de tarados que se lo ponían no era en realidad eso, sino personas cultas e inteligentes y que más bien yo era el menso. Así es que, como ya dije, me puse el instrumento para protegerme del virus ese, lo compré en la farmacia de la esquina a 10 pesos la pieza. ¡Ah, jijos -dije- tanto por un pañuelito azul con resortes! Sí, joven, es que es la crisis y la gente que compra a lo bestia. Ah, bueno, pues qué remedio, cuando yo me propongo algo, lo hago, sin importar los obstáculos. En fin, lo compré y me lo puse, aunque al hacerlo no sabía de qué forma debía portarlo, he visto gente que lo trae con mucho estilo y hay a quien le vale madre cómo se le ve, yo, me dije, no puedo traerlo al ai se va, como cualquier hijo de vecino, no, si hago una cosa,la voy a hacer bien y traté de acomodármelo lo mejor que pude y como Dios y mi mamá me dieron a entender. Y así salí a la calle, sintiéndome el rey del barrio, el juan camaney, caminando con gracia y altanería, y la gente me veía y murmuraba cómo diciendo mira quién va ahí, qué bien se ve, no'mbre cómo cambia uno con cubreboca, y las miradas sobre mí y yo gozando de la buena fama que trae esto del tapaboca. No estuvo mal después de todo, esto de ser solidario y andar a la moda trae sus ventajas, aunque no sirva pa ni madres para cuidarse del virus ese que anda en todos lados, según dicen.
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