miércoles, 14 de octubre de 2009

La cultura, en crisis

Ya estamos de regreso, y volvemos con uno de nuestros temas predilectos, incluso, se podría decir, una obsesión. En 1908, Francisco Ignacio Madero escribió en un par de meses su análisis sobre la situación de México que a la vez le sirvió de programa político y de lucha electoral: La sucesión presidencial en 1910. Escribir un libro en unas cuantas semanas sólo denota el carácter de su autor: padece de obsesión. Nosotros, lo confesamos, somos unos obsesivos sin remedio. Y por eso estamos aquí de nuevo.


¿Cuántas veces hemos oído que los intelectuales piden más apoyo para la cultura, que se alzan con la bandera de darle más presupuesto a las artes? Ante la debacle financiera nacional, son frecuentes sus llamados a no sacrificar el dinero para actividades como el teatro, la música o las artes visuales.

Sin embargo, después de una crisis económica viene lo inevitable: el recorte del presupuesto federal a las instituciones culturales y a los encargados de difundirla y hacerla llegar al público. El gobierno mexicano no es la excepción a este principio que pone en último lugar de las prioridades de gasto al sector cultural, pues en su proyecto de gastos para 2010 pretende recortar un total de 25 por ciento de lo destinado a la cultura en 2009 (13 mil millones), es decir, sólo erogará para este rubro 9 mil 700 millones de pesos. El Conaculta será el más afectado, al rebajarle el 38 por ciento de su presupuesto, después le sigue el INBA con el 25, y el INAH con el 12. Así, disminuirá drásticamente el apoyo al cine, al teatro, la danza y la música nacionales, así como a los proyectos de investigación y difusión culturales.

Los que no se verán afectados son los sindicatos y los "creadores" de renombre que viven del erario nacional.

Los intelectuales mexicanos se han instituido en paladines de la cultura, hablan en nombre de ella. El gobierno de Carlos Salinas de Gortari, para quedar bien con ese grupo, estableció el Conaculta, el Sistema Nacional de Creadores y un programa de becas que ha otorgado cantidades muy grandes de dinero a personajes que no lo necesitan, aunque lo merezcan.

Nos parece una falta de ética y de congruencia que esas personas que son mantenidos en parte por el erario, sean de las primeras en defender el presupuesto para la cultura. ¿Qué pasaría si ellos, en un acto de generosidad, dejaran de recibir sus becas de "creadores eméritos" para dárselas a grupos de danza, a películas que lo necesitan o a compañías de teatro? Diríamos que les importa la cultura de México y no sólo llenar sus bolsillos y acumular dinero.

Según la consulta que hicimos al Conaculta por medio del Instituto Federal de Acceso a la Información, el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes entrega desde el 1 de diciembre de 1993 parte de su presupuesto a escritores como Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez (nacido en Colombia), Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco y Sergio Pitol. El monto al inicio era de 8,676.20 pesos mensuales para cada uno; para julio de 1999 ya era de 13,560 pesos y dos meses después subió a 15,870; en noviembre de 2000 aumentó a 22,740; en enero de 2007 a 30,342, para quedar hasta octubre de 2009 en 32,816 pesos.

Tabla de los montos mensuales recibidos por cada una de las seis personas de 1993 a 2009




Si hacemos cuentas, desde diciembre de 1993 a la fecha, tan sólo estas seis personas han recibido del erario nacional una suma aproximada de 23 millones de pesos. Al terminar el 2009, esas mismas personas habrán de recibir 2 millones 362 mil pesos. Definitivamente, es una cantidad que se podría ocupar para asuntos que lo requieran y no para intelectuales y escritores que ganan los miles por conferencias, premios, reconocimientos, ventas de libros y otros ingresos, como Fuentes, García Márquez y Poniatowska. ¿Acaso necesitan ese dinero? ¿No es suficiente con lo que han acumulado?

Sería un acto de patriotismo el que alguno de esos seis personajes fuera congruente consigo mismo y donara ese dinero que le otorgamos los mexicanos a proyectos que están urgidos de recursos financieros. Tal es la situación del Ballet Teatro del Espacio, con una trayectoria de 43 años y que necesita de 253 mil pesos para seguir con sus funciones. Un caso más vergonzoso es el de la notable pianista María Teresa Frenk, quien advirtió que el desarrolló cultural en México está en riesgo, y ante la nula idea del gobierno acerca del valor de la cultura, tuvo que renunciar a la Coordinación Nacional de Música y Ópera del INBA. Dejó su cargo porque el presupuesto no llegó de forma suficiente a su área, después del recorte no estaba dispuesta a seguir pidiendo a los músicos que trabajaran gratis ni a poner más dinero de su propio bolsillo. Dicha coordinación tiene un presupuesto de 7 millones de pesos, para llevar a cabo sus actividades requería de 800 mil pesos más y Teresa Frenk desembolsó por voluntad propia 300 mil pesos aparte.

Este último caso es más que ilustrativo acerca de para qué podrían servir los más de 2 millones que reciben al año los seis intelectuales mexicanos que siempre han acusado a aquellos que viven de los salarios que les da el gobierno en turno.

El gobierno actual no logra captar el valor que tiene la cultura para el desarrollo de una nación, para darle cohesión e identidad frente a un mundo globalizado.

No se equivoca la pianista Frenk al afirmar que la cultura es de las pocas cosas exportables de México y que es una forma de que los niños y jóvenes no caigan en la delincuencia ni en la drogadicción.  Ya lo había dicho Justo Sierra (¿qué ha ocurrido con esos hombres?) en su discurso de inauguración de la Universidad Nacional de México en 1910: la educación y la cultura son una forma de unificar a la patria y encauzarla hacia el progreso. Después, en 1915 Martín Luis Guzmán expresó en La querella de México: "El insigne Justo Sierra, espíritu generoso, y maestro no tan soñador como lo quiere su fama, nos insinuaba a menudo que si era muy importante el problema económico de México, no lo era menos nuestro problema educativo". Han pasado casi cien años ¿no hemos entendido?

2 comentarios:

  1. Bastante acertada la argumentación.
    La demagogia siempre ha sido la batuta y poco se hace por crear, apoyar y generar nuevas piezas y acordes inovadores.
    Hace unos meses la Compañía de Danza en la que bailo contaba con una invitación para ir a Argelia a presentar y representar, y no hubo apoyo por parte de las instancias culturales, ya no decir de otorgamiento de "dádivas" o recursos si no talvez de espacios para presentarnos y generar un capital mediante el sudor de nuestro esfuerzo...En fin, se coarta la movilidad y las posibilidades con estos recursos destinados a emblemáticos creadores -por mencionar uno de los tantos casos-...así la situación.

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  2. La reacción de la sociedad civil frente a los abusos del poder, frente a la disparidad creciente y obscena entre lo que despilfarra la partidocracia y la oligarquía económica y mediática y la miseria creciente del país, estimado León, no está encabezada por un grupo de intelectuales en busca de becas. En ese movimiento participan ilustradores y caricaturistas, maestros, estudiantes, universitarios, titiriteros, músicos, bailarines, coreógrafos, bibliotecarios, etc. que jamás han recibido una beca... La cultura es infinitamente más vasta que un grupo de becarios del Fonca y el colapso del país más grave e inminenten que ponerse a discutir si tal o cual escritor merece o no ser miembro del SNC. Los datos que das sobre lo que reciben Monsi y Poniatowska anualmente por ser creadores eméritos merecen atención y plantean una discusión pertinente, pero no de esa manera (me temo que estás confundiendo la magnesia con la genciana). Lo que está en juego en este momento es el sistema educativo (hoy tiranizado por Elba Esther Gordillo) y la desintegración del lazo social en nuestro país, un lazo que la cultura, en un sentido amplio, puede restituir.

    Entonces, parte de tu argumentación es más bien mezquina, además de ser un despropósito; insisto: confundes el todo con la parte. Además, se contradice cuando das el ejemplo de Frenk, la encargada de Música y Ópera del Inba que tuvo que renunciar por falta de recursos (dices que los recursos de las becas deberían mejor destinarse a esos lugares). Ella como muchos otros músicos, ha tenido becas para estudiar en el extranjero, sin las cuales no habría completado su formación musical. ¿Eso la hace una intelectual orgànica? ¿Un parásito del Estado? A mí no me importa que mis impuestos se conviertan en música; lo prefiero al detritus de la propaganda política. Entonces, no es de los becarios de donde debe venir el dinero, sino de las arcas de los partidos, los funcionarios, los magistrados y las megaempresas que llevan décadas sin pagar impuestos.

    La cultura es un derecho universal del hombre y, en ese sentido, debería ser una obligación del Estado crear las condiciones propicias para su crecimiento y circulación. Las becas no son, sin duda, la mejor forma de hacerlo. Las becas son placebos para calmar a miles de artistas que no pueden vivir de lo que hacen (los nombres que das son la excepción, no la regla) y sus efectos han sido a veces nefastos. Eso es cierto; pero si en Inglaterra, Estados Unidos, Francia, etc... no hay becas (no tantas) es simplemente porque ahí los escritores pueden vivir de dar clases, conferencias, talleres, o simplemente de escribir (sus tirajes son superiores a los 5,000 ejemplares; aquí apenas alcanzan los 1,000). En México puedes sobrevivir de la cultura sólo si eres heredero, burócrata o una celebridad. Lo mismo pasa con las compañías de danza o teatro: allá florecen porque hay una formación de públicos que lo hace posible. Aquí ni al Estado ni a la iniciativa privada, que es tan pedestre e ignorante como la clase gobernante, le interesa la cultura. Porque piensan que la cultura es un sucedáneo, una pérdida de tiempo, haraganerías y manualidades. Si fuera de otro modo, las becas no serían necesarias, y probablemente viviríamos en un país distinto.

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