jueves, 10 de diciembre de 2009

Intelectuales en nombre de Iztapalapa




Post mortem. Esos intelectuales (Monsiváis y Poniatowska), que por medio de un manifiesto andan en la defensa del respeto a la voluntad popular y exijen que se "restaure el gobierno constituido democráticamente encabezado por Clara Brugada", les pedimos que dejen de hablar en nombre de todos, que dejen de prestar su nombre a cartas sobre las cuales parece que ni siquiera reflexionan y que sólo firman porque cada día les llegan cientos de solicitudes de apoyo; conscientes de que son la voz del pueblo y debido a la fama de líderes de opinión que se han ganado tras años de apoyar a las causas populares y ser de los abajofirmantes, ponen su nombre sin chistar, pero sin pensar mucho en lo que dicen a través de ellas, sin meditar acerca de lo que firman.

En su carta afirman que "el pueblo de Iztapalapa votó para que Clara Brugada fuera su delegada. Que tampoco se olvide que el origen de este conflicto se encuentra en una determinación injusta y arbitraria del tribunal federal electoral, que violentó los derechos políticos de la ciudadanía de esa delegación al cancelar el registro de la candidata que tenía el respaldo mayoritario del electorado", pero se olvidan o ni siquiera lo saben porque no están atentos a los que pasa en Iztapalapa (tal vez porque uno vive en Portales y la otra en Chimalistac), que el origen de ese fallo vino del mismo PRD y sus tribus que no pudieron llegar a un acuerdo, que no pueden siquiera lograr un consenso debido a sus ambiciones e intereses, desde ese mismo partido se interpuso la controversia ante el tribunal electoral para que Silvia Oliva Fragoso fuera la candidata por Iztapalapa, en lugar de Clara Brugada, después de unos comicios internos llenos de irregularidades. Y ahora no vengan a decir que fue un proceso democrático.

Insistimos: su opinión es válida, pero dejen hablar en nombre del "pueblo de Iztapalapa" como si nos representaran. Ustedes no pueden saber lo que tiene en su cabeza cada persona, pero suelen hablar en nombre de la masa, no de los ciudadanos. Lo lamentable es que mucha gente tiende a hacerles caso, son sus gurús y cada palabra que sale de su pluma es venerada como irrefutable, que todo lo que dicen está bien, que lo contrario es perjudicial para la humanidad, y que cualquiera que les lleve la contraria es enemigo del pueblo porque ellos siempre tendrán la razón. En fin, ésa es una maña, un vicio que tienen los llamados intelectuales mexicanos.

(Por decir lo menos, yo ni siquiera voté por Juanito, por respeto a mis principios como ciudadano, pero principalmente por dignidad: nunca elegiría como gobernador a una persona así.)

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